¿Disculparme?

Lentamente, pero progresivametne, hoy es un día en el cual creo que hay muchas cosas por las cuales, no debo pedir disculpas.
Si tú eres mujer y crees que tu única misión en esta tierra es tener hijos, no mereces mi respeto. No te voy a pedir disculpas.
Si tú eres un hombre y eres tan patético que dependes de putas para sentirte bien sexualmente, no mereces llamarte hombre. No te voy a pedir disculpas.
Si cada vez que te entra dinero piensas en la ropa que vas a conseguir y en el dinero que tienes, porque no tienes los cojoens para definir tu propia vida, no me importa que tan buena seas en la cama, o que tan grande tengas la verga, eres solo un subproducto humano. Y ciertamente no te voy a pedir disculpas.

¿Qué le hace falta al mundo? Un  poco de honestidad muy zen y muy brutal. Cuando las personas están jodidas y vagando por la rivera, solametne culeando y desperdiciando todo, loco, es que son débiles, no es que sean ‘liberadas’; cuando te reproduces y esperas que el mundo te felicite por algo que puede hacer una ameba por el hecho de traer al mundo otro consumidor, admítelo, lo que eres es ‘patética’, no ‘maternal’ -la maternidad y sus complejidades emocionales te quedan y quedarán siempre grandes-; cuando dices que todo tiempo pasado es mejor y no eres capaz de desafialo todo por un ideal en el cual puedas compartir le al mundo lo mejor y lo oculto a tí mismo que halla en tu interior, no eres una persona, eres un robot más; cuando no tienes la voluntad ni el deseo de regresar a la lucha, sino que te escudas solo en los placeres, no mereces estar sobre este planeta bello y necesitas que te abalen, no que te alaben. Esperanza, temor, placer, dolor vida y muerte están unidos por el ombligo, no, por la columna vertebral y sus manifestaciones son múltiples como los poderosos brazos de los señores de la luz dévicos y así es que vemos que al mundo le sobran personas y le hacen falta seres.

Necesitamos volvernos tan inofensivos que superemos a las dictaduras, porque no lo van a arreglar, no lo van a solucionar todo otra vez. Es ilógico autojustificarse, pero si uno no ha vivido una vida en la cual tenga la sartén por el mango, no puede desear tenerla de nuevo, a como de lugar, en cómo sea y en las posiciones que se le coloquen al individuo en cuestión.  Y vivimos en una sociedad que nos vuelve blandos y débiles con sus putas amnistías de mierda hacia lo dictatorial vestido de aprobación aparente. Hay que decírselo al levantarse, mirarse al espejo y decírselo mirando a los ojos: te amo, te acepto tal como eres, y el día de hoy no harás putas amnistías con lo que intuyas que está mal.

En parte por eso no me como, no me puedo comer, este cuento de que ser adulto es de una sola forma y en un solo puto sentido. Porque sí, porque el mundo de los adultos está basado y construido sobre mentiras y es todo una invención para darnos palmaditas en la espalda y proteger nuestros patéticos sueños no cumplidos de adolescentes la más de las veces. Me supera que se justifiquen estéticas traquetas, estéticas militaristas y un sistema que se está cayendo, por más que algunos quieran todavía vivir sus patéticos sueños de adolescencia de farra eterna y glamour vacuo. ¿Qué importa no tener un puto peso, qué importa no ganar dinero, si al final del día el ser parásito implica lo que hay en el fondo del vaso propio y cómo se le da de beber al universo lo que te hace refill con el mismo?

Vivimos tiempos de falacias supremas y no tenemos derecho a quejarnos si las aceptamos horizontalmente. Y tampoco a desconocer que son tiempos en los cuales es mucho más valido el autocultivo, cueste lo que cueste, que la perpetuación del problema.

Para dejarlo de ver como tal. Y para ser libre. Y por eso y muchísimo más, preferible ser un anormal, pero nunca tener que pedir por ello disculpas.

Bocados: El derecho a la rabia

Es cuestión de justicia. ¿O de injusticia acaso? Es cuestión de lo que el mundo me debería dar. Espera, ¿el mundo que tú diseñaste no se está moviendo hacia donde tú quieres? Es que estoy desfasado de mis tiempos. Pero el sol brilla y el viento palpita y cuando estás a solas con ellos, ¿no eres libre?.
Acaso sean los colores del tiempo pero me siento mucho mejor dentro de una burbuja de vegetales y plantas que con una caída libre de mentiras con las que, sostenemos, nos han criado y defendido esta realidad y media. Y acaso no sea yo el único, acaso sea ese el remedio que necesitamos todos.

No lo sé.

Pero sí sé que dentro de una manzana masticada y un beso de sol se halla más felicidad que dentro de miles de botellas, libros o sábanas húmedas.

Como también sé que si jugamos al pensamiento fractal, dentro de cada injusticia late un miedo que se justifica con otra injusticia.

Lo que quiero decir es que eso es como intentar deshojar margaritas de acero con los dedos desnudos: bello, sí, pero vas a quedar hecho picada de cuadritos.

Es un universo, pero jamás podrá ser tú universo.

 

Así que grita y dale cuerpo, pero sacúdete las taras y al final del día, avanza.